REGISTRO Y PUESTA EN VALOR DE LA OBRA DE ENRIQUE PINAROLI Y MANUEL SABAT



La Subsecretaría de Cultura de la Provincia, a través del Área de Artes Visuales impulsa el programa: “Una mirada a las artes desde la perspectiva del Bicentenario” para sistematizar el registro y puesta en valor de la obra de dos artistas que vivieron en Corrientes en el siglo XIX; Enrique Pinaroli y Manuel Sabat. El objetivo es relevar, catalogar y recopilar información sobre la historia de las obras y permitir su análisis en el contexto de la historia de las artes de Corrientes. Realizar una exposición y elaborar material de difusión.
La Subsecretaria de Cultura de la Provincia solicita por este medio la colaboración de los particulares poseedores de obras quienes podrán comunicarse al teléfono 03783 422786 o el correo electrónico artesvisualescorrientes@gmail.com o personalmente a la Subsecretaría de Cultura de la Provincia, San Juan 546 de la Ciudad de Corrientes.


ENRIQUE PINAROLI *

Vivió y trabajó entre 1860 y 1880 en la ciudad de Goya, y de quien quedaron suficientes testimonios que acreditarían una buena formación artística, presumiblemente en Europa. En la mencionada ciudad se conservan algunos cuadros de su autoría, fundamentalmente retratos, circunstancia que lo ubicaría entre las expresiones más representativas del arte que se desarrolló en Corrientes a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

Un importante cuadro de Enrique Pinaroli, el que mayor trascendencia le dará a su nombre en el nivel nacional, que refleja la “Batalla de Ñaembe”, firmado en Goya en 1871, se encuentra en el Museo Histórico Nacional, en Buenos Aires. Entre otros textos en los que su reproducción figura se cuenta la “Historia Argentina” de Diego Abad de Santillan.

Hemos tenido oportunidad de aquilatar personalmente algunas obras pictóricas de Enrique Pinaroli, todas en colecciones particulares de la ciudad de Goya (y con seguridad solo algunas de las existentes allí), entre las que merecen destacarse: un retrato de Evaristo López, de 1868, de buena factura; un retrato de la madre del anterior, de 1867; un retrato de Juan Canevaro, presumiblemente de Pinaroli por sus características similares de los anteriores y los grandes retratos de Benito Preve y Nicanora Martínez de Preve, realizados en 1868, de ponderable calidad aún cuando revelen cierta ingenua elementalidad de sus expresiones.

No obstante las pocas informaciones que hemos obtenido de este interesante pintor, puede desprenderse del análisis de la obra que queda con su firma que, al menos, en los años que desarrolló su actividad en la ciudad de Goya (se desconoce sus orígenes, aunque se supone que provenían los hermanos de la ciudad italiana de Novara, como asimismo su posterior destino) cumplió muy dignamente con su oficio de retratista, fundamentalmente, testimoniando las imágenes de las personalidades representativas de aquella comunidad y de acuerdo a los cánones de la época.

MANUEL SABAT (1854 – 1895)*

Nacido en Cataluña, niño aún fue enviado a Barcelona dada su afición por la pintura, donde inicia sus estudios de dibujo bajo la inteligente dirección del maestro Manferrer. Se radica en la ciudad correntina de Mercedes en 1876 (otros dicen 1880, siendo más probable la anterior). Desde que se instala en esta localidad empieza a sobresalir como pintor, compartiendo tal actividad con el periodismo. No solamente se dedicó a retratar a las personalidades del ambiente local, sino de otros lugares de la provincia, de otras provincias y de la Capital Federal.

Mencionar las obras registradas de su firma sería tarea harto extensa, bastándonos citar, como para ejemplificar la calidad de su pintura, el retrato que le hiciera a José Bruchou, en el que consigue asociar los rasgos de la personalidad del retratado a una técnica pictórica impecable, impregnada de los cánones naturalistas y románticos de la época pero con trazos que anticipaban cierta independencia de los modelos estrictos academicistas. Como paisajista convendría remitirse a una de sus mejores obras. “Estancia Itá Caabó”, actualmente propiedad de la Biblioteca Belgrano de Mercedes (Corrientes).

(*) Extracto del trabajo publicado por el Profesor Marcelo Daniel Fernández